miércoles, 27 de junio de 2012


Días de lluvia.

A veces sólo con quedarme en casa con una manta y un colacao caliente mirando la lluvia en el silencio puro estoy feliz. Esuchar como cae cada gota silenciosa sobre el suelo y oler ese olor tan bueno y puro de la naturaleza. Pensar sobre mis cosas, pensar en aquella persona que tanto quiero...Y ahí es cuando preferiría estar ahí con él, bajo esa misma manta, entre sus brazos, entre sus labios...Pero después me doy cuenta de que quiero sentirla, quiero sentir esas gotas caer por mi piel, por mi cara, y prefiero estar fuera con él, derritirme en sus labios bajo la lluvia. De pronto no solo siento las gotas de la lluvia caer por mi cara, si no también lágrimas, lágrimas de pura felicidad. Ahí es cuando me dan ganas de bailar bajo la lluvia, y es lo que me encantaría, hacer el idiota con él a mi lado, reírnos sin parar, y sentirnos como niños pequeños disfrutando de sus golosinas. 

En estos momentos es cuando me siento realmente libre.





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